domingo, 2 de noviembre de 2008

No, claro que no se debe.

Ahora os redacto la parte final del texto "¡Te daba así!" de Fernando Savater
"Les cuento un caso vivido: sesión de tarde en un cine de
estreno, en San Sebastián. Un machito de unos doce años martiriza
groseramente a la niña que le acompaña, a la que entre bromas y veras le está
dando una auténtica paliza. Los adultos circunstantes miran con embarazo y
comentan con desagrado, pero no mueven un dedo. Hasta que una señora joven
y bien plantada se levanta y le arrea un sopapo al botarate, diciendo
enérgicamente: "Eso, para que aprendas que siempre habrá alguien más fuerte
que tú". A partir de ese momento, paz en la platea. No, claro que no se debe
pegar a los críos. Casi nunca."
He escuchado algunas opiniones de otras personas, como por ejemplo, que nunca y en ningún caso se les debe pegar a los menores, por otra parte he escuchado otras como, solo en casos exactos y puntuales se les debe golpear, esta es la opinión con la que estoy más de acuerdo, no obstante, existen otras opiniones que sugieren la necesidad de castigar a los críos.
En mi opinión, no se debe pegar nunca a los más pequeños, debido a que pueden pensar que todo se puede arreglar con violencia, por lo contrario, soy partidario de que a los niños se les debe educar desde pequeños, ya que pueden obtener una imagen poco realista de la vida, por lo tanto, veo más destacable la frase dicha por la mujer al chaval: "Eso, para que aprendas que siempre habrá alguien más fuerte que tú", por lo que el niño puede interpretar que las cosas se solucionan con la violencia, y no es cierto, asimismo veo una frase un tanto agresiva para un chaval, de todos modos sigo viendo necesaria la intervención de la joven, por lo que la paliza hubiera continuado. Aún así veo muy precipitada la aparición de la muchacha, es decir, darle "un sopapo" sin conocerlo de nada. Ahora bien, tampoco veo oportuna la acción de las demás personas, que miraban sorprendidas en sus asientos la escena, todos atónitos pero sin hacer nada. En conclusión, no se debe pegar a los niños, siempre y cuando no sea estrictamente necesario.

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